Este tipo de decoración se caracteriza por el "menos es más" buscando crear espacios funcionales y despejados. La paleta de colores es predominantemente neutra y monocromática, basada en blancos, grises, beiges y tonos tierra, a menudo con el negro como acento para crear contraste. En cuanto a los materiales, se apuesta por la madera, el metal, el hormigón, el lino o el algodón.
Los objetos decorativos se reducen al mínimo, limitándose a piezas seleccionadas con un fuerte impacto visual o valor sentimental, y el orden es esencial, utilizando soluciones de almacenamiento inteligentes y ocultas para mantener las superficies libres de desorden.